martes, 24 de marzo de 2009

El viento a nuestra favor



Salimos de Santader descansados y lleno de energia para hacer los casi 80 km hasta San Vicente de la Barquera pero no sin (re)conocer Santillana del Mar, de estilo medieval y empedradas callejuelas.


Casi no habia nadie, lo que infundio en ciertas momentos, un aire nostalgico, extraordinariamente atemporal, principalmente la Plaza de la Colegiata, aun mas si los perplejos cicloviajeros tiene en consideración que projimo de ahí esta la Cueva de Altamira, donde la presencia humana dejó su imprenta artistica a miles de años.


Continuamos nuestra periplo y donde en los mapas indicaban pequeños zigazagas era motivo de sobras de que seria un continuo subir-bajar y así fue, pero con una pequeña diferencia, en nuestro camino encontramos dos puentes en reparacion y tuvimos que descargar las bicicletas, transportar todo el material unos 500 metros, volver a cargarla por que los puentes estaban intransitables. En fin, cansados pero internamente satisfechos por haber superado con cierta naturalidad las dificultades que la carretera nos imponiam sobre nuestros caminos, llegamoslguadalinex.org/ a San Vicente de la Barquera sobre la 5 de la tarde. Para variar el albergue de peregrinos estaba en lo alto de la ciudad, junto de la Iglesia de St. Mª de los Angeles, pero para quien habia hecho 80 km, este “alto” era soportable. Sofia y Luis, los hospitaleiros vivian alli y nos atendieran de una manera familiar y, nos dieron un estofado de conejo a la hora de la cena, estaba soberbio. Luis es peregrino y a la vez escritor. Ha publicado un libro que ha titulado “Camino del Norte” nos dio una charla magistral de los principios del camino ya en siglo VIII así como las condiciones de los albergues que encontrariamos por el camino. Pero el frio y el cansancio hicieron mella en nosotros que junto con la esplendida cena que habiamos tomado nos dispuso a un reposo que teniamos bien merecido.


El dia seguiente, nos despediomos de los hospitaleiros y salimos con el viento a nuestro favor pero la topografia cantabra y, muy pronto la astur jugaria en contra nuestra, pero la magnificencia del escenario de aquellos parajes nos hacia olvidar que el proyecto de la Peninsula Iberica apenas habia iniciado para mi amigo Darwin y para mi.


Seguimos por Llantes, con su preciosa panoramica de los Picos de Europa como telon de fundo, pasando por Ribadesella, hasta llegar a 7 km de esta ciudad al albergue de pelegrinos y donde compartimos con un pelegrino frances a pie, el Quintim, la sensillez del local y la paz que se desprendia de aquelas tierras. En la mañana y despues de conseguir alguiem que nos tirase una foto de los tres para inmortalizar en el tiempo, salimos hacia Gijon. Por el camino pasamos por Villaviciosa y la marca de sidra mas conocida de Asturias, el Gaitero, donde una vez mas encontramos con un otro pelegrino. Julian, frances como Quintin y de la misma region, pero que hacia ya 7 meses que estaba caminando. La persistencia y la paciencia de Julian durantes estos meses era todo un exemplo para nosotros dos. Continuamos para nuestra objetivo del dia y al llegar allí los planes de quedaren la ciudad se desfaleceran. Era dia festivo, la ciudad estaba fria y vacia y los contactos que yo tenia no resultaran efectivos. Resumiendo, fuemos a Avilles donde habia un albergue de pelegrinos, a 25 km de Gijon, pero esta vez del tren. El albergue era regentado por Manel, un galego simpatisisimo que nos ofrecio una especie de “cremat” y cuando supo que yo era brasileño, ofrecio una pequeña bandeira “verde canarinho”, la de Brasil. Todo un detalle. El dia seguiente y cansados ya de andar en carreteras secundarias fuimos a la autopista y economizamos cerca de dos horas el nuestro recorrido pero no antes sin tener un susto. En un tramo de la autopista que según un funcionario que estaba haciendo trabajos de manunteción ya no era permitido circular bicicletas, yo y Darwin, a sabiendas de que si la policia civil nos engancharse seria como minimo unos trescientes euros de multa, partimos con todas las nuestras fuerzas hacia a la salida mas proxima y asi fue, pero no antes de parar una vez para sacar una bella foto. Llegamos a Amunya relativamente tremprano y fuimos de nuevo a un albergue de peregrinos donde conocemos a Collins, un italiano con espirito solitario que nos atendio gentimente. Por la mañana del dia seguiente tomamos cafe con elle y preparamos la entrada a Galicia por Ribadejo. En en camino encontramos el dueño de Eureka Bicicletas en Navia, siendo que su hijo que trabajaba con elle arreglo mi cuenta-quilometros que ya estaba a dias sin funcionar y, como detalle, sin cobrar nada. Son estas pequeñas cosas que hace que yo aun crea en el hombre. Al llegar en Figueras, en Asturias (y no era ilusion de optica ver la ciudad con el mismo nombre de la ciudad de Dalí), faltaba cruzar solamente el puente de 1km pero la carretera era una autopista, lo que descubrimos a tiempo. Existia entretanto un paso para los peatones y por un estreto camino pasamos y asi economizamos cerca de 10 km ... y por fin estaba Galicia a nuestros pies.

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